Pues sí señor. De toda la vida ha habido gilipollas. ¿Quién no ha hecho el gilipollas alguna vez en su vida? Pues todo el mundo. Algunos más, otros menos, pero nadie se libra de haber sido gilipollas alguna vez.
El problema viene cuando el síntoma de la gilipollez se convierte en agudo, después en crónico y por último en agudo y crónico al mismo tiempo. Esa persona ha pasado de nivel y se ha convertido en tonto. Pero no tontolculo, tontolapolla o tonto de los cojones, sino tonto a secas.
Y digo yo que debe de ser un virus porque cada dia hay más. Se esparcen más que la gripe esa nueva que hay ahora. Te puedes tirar todo el dia matando tontos que no se acaban, como las moscas.
A partir de ahora, querida abuelita que lees mi blog, expondré aquí cada tonto digno de mención que me cruce, para hacerle los honores.
Por cierto, ten cuidado con no pillar el virus. Si ves que tu grado de gilipollez va aumentando, deja de ver a tus amigos y enciérrate en casa. Ve una reposición de Bárrio Sésamo y dile a tu madre que te meta un par de hostias cada hora hasta que se te pase.