Primer cadáver
AT- Circuleeen, circuleen. Aquí no hay nada que ver.
Adalberto, como no, se encontraba en el lugar de los hechos. Observando desde fuera de la cinta de protección que estaba colocando la Agente Tazas.
La Agente Tazas con uniforme de verano
AT- ¡Mira por dónde no me extraña verte por aqui!
IM- ¿De quien hablas, Tazas?
A- Encantado de volver a veros. Hacía mucho tiempo.
AT- Sí. desde que te largaron de homicidios.
ST- Sabes que no podemos compartir información contigo. Nada personal. No nos permiten hablar de casos confidenciales con los detectives de mierda.
A- No os preocupeis por mí. me iré.
Adalberto salío de la escena del crimen con media sonrisa dibujándose en su cara. Había cumplido su misión, hacer creer a la policía que no tenía datos sobre el caso. Nada más lejos de la realidad. Adalberto llegó media hora antes que ellos a la escena del crimen. Era un especialista en oler la sangre. Se encontró el cadaver de un hombre de raza caucásica, de 1, 75 de altur... ¡Bueno, lo que podríamos llamar un tío normal! Tenía el cuello degollado y un post-it azul en la frente que decia: 4/5 .
Después de haber liberado al cadaver del peso que le suponían los 40 euros con 50 céntimos que llevaba en el bolsillo y de anotarse la pista del post-it, se quedó por la zona para dejarse ver por la policía.
La gente normal utiliza los post-it, por ejemplo, para hacer la lista de la compra
El olfato de Adalberto no le fallaba, y le decía que iba a haber más sangre. El asesino no iba a terminar con un sólo cadaver en su cuenta. Habría más.
ehhhh, que me has timado, dónde está el final de la historia?
ResponderEliminarMe parto con tus relatos.
Saludos