lunes, 26 de octubre de 2009

La caida de la hoja (y del pelo)


Con la llegada de la estación otoñal, los árboles de hoja caduca dejan caer al suelo sus hojas para volver a renacer después en la primavera.

A mi, particularmente me gusta el suelo repleto de hojas, no sé, me da sensación de naturaleza. Pero el hombre, como siempre, tiende a modificar su entorno y se inventa máquinas sopladoras y aparatos recoje-hojas para dejar el suelo como el jaspe.

Y digo yo, que muy listo no soy pero algo estudié, que las hojas están ahí aposta. O sea, las ha dejado caer el árbol a sabiendas, para que hagan de abono a su propio ser y vamos nosotros y le jodemos el invento.

¿Sabéis que? Olvidaros del rollo este último. No me gusta que recojan las hojas y punto.

También en otoño, no sé si tendrá algo que ver, también se cae el pelo. El del cabrón de mi perro y desgraciadamente también el mío.

Mi perro lo tiene fácil. Al muy hijo de perra, le vuelve a salir (cagontó) pero mi caso es diferente, a mi no.

¿Es el otoño el causante de todo esto? ¿Llegaré a los 40 con toda mi melena? Posiblemente sí ¿Y a los 50? Ahí ya está al 50%: sí o no.


No me gusta el otoño. He dicho.

lunes, 5 de octubre de 2009

Bolsas

Otra de las polémicas de andar por casa que se han desatado últimamente es el tema de las bolsas de los centros comerciales. En concreto, Carrefour ya no da bolsas de plástico de las de toda la vida, sino que "vende" otra blosas que sos reutilizables con la excusa, pretexto o razón de que están ayudando al medio-ambiente, puesto que (dicen) que las bolsas de plástico contaminan un güebo y tal y tal.

Personalmente creo que lo hacen directamente para ahorrarse una pasta en bolsas que ya no dan y ganarse otra en bolsas que venden y también creo que pueden darse la hostia padre, o sea, que baje el nivel de ventas y que vuelvan a dar bolsas gratis.

El caso es que se me ha ocurrido hacer una clasificación, a grosso modo, de bolsas del mercado, de las que dan al realizar una compra.

Primero exixten las bolsas de firma.


Son esas bolsas de papel fuerte o incluso forradas con un film plástico brillante. Normalmente muy resistentes. Están en lo alto de la pirámide evolutiva de las bolsas.

Luego estarían unas bolsas que son de plástico un poco más grueso de lo normal y que también son resistentes y soportan bien el peso.


Después están las bolsas de plástico que facilitan la mayoría de las grandes superficies. Con publicidad del centro, finas y no muy resistentes.


Y por último y como bolsa más cutre, la bolsa que te dan en una tienda de barrio, de las pequeñas. Bolsa de plástico blanca, fina, pequeña y sin nada escrito.



Como animalito de costumbres que soy, voy acumulando bolsas hasta que no caben más en mi "recipiente para bolsas". Luego las que no reutilizo para otros menesteres, las voy deshechando, no por antiguedad, sino por escrupuloso puesto en la pirámide evolutiva de las bolsas. Primero las blancas sin publicidad, luego las otras,... y así hasta que me da un aire y las tiro todas sólamente para volver a empezar a coleccionarlas.

Con todo esto, seguramente sea cierto que hay demasiadas bolsas de plástico compartiendo su existencia con nosotros.

Pues nada, que hagan bolsas de patata, que son biodegradables y ya está. ¿lo véis? Acabo de arreglar el problema de un plumazo.



¡Ah, no! Que me han dicho que es imposible porque vale un dinero hacerlas.


Pues nada.

viernes, 2 de octubre de 2009

52 kilos

52 kilos es, desde lo que pesa una modelo de 1,80 a lo que se ha llevado un fulano por finiquito.

Cin-cuen-tay-dos-mi-llo-nes-deu-ros. ¡Jo! se te llena la boca al decirlo.

Cuánta razón


El colega en cuestión era el segundo de a bordo del BBVA y eso, le has jubilado y se ha llevado esa pasta gansa.

El caso es que esta noticia ha tenido una acogida variable.

Unos (los más) dicen que es una falta de respeto a la sociedad, que por cierto está en crisis, el que le paguen a un tío tal cantidad de pastizábal por la prejubilación.

Otros dicen que el tío era una máquina de hacer dinero y que se lo merece, además, que el BBVA es una empresa privada y que paga a sus empleados lo que le viene en gana (respetando la ley, se entiende).

¿y yo que digo? Pues está muy claro:


¡ENVIDIAAAAAAAA!


Entre todos los millones de envidiosos, contadme a mí.