viernes, 11 de septiembre de 2009

El ciclo de la ropa


Según vas cumpliendo años y depende de la situación en la que uno se encuentre, se van descubriendo cosas. Cosas que antes desconocías por completo pero que existían.



Una de esas cosas es el ciclo de la ropa.


El moi, cuando vivía en casa de mis padres, no tenía no idea del ciclo de la ropa, tenía una ligerísima idea de que lo había pero no tenía un conocimiento real. Yo lo que realmente veía es que dejaba la ropa tirada por ahí, y en unos días aparecía boblada y colocada en su correspondiente cajón. (Ya, ya sé que me tacharéis de maldito machista que explota a su madre. Ella siempre intentaba que esto no ocurriera, que me hiciera la cama, que lavara los platos, recoger la mesa... y muchas veces lo conseguía, pero otras veces no, y ya sabéis: una madre es una madre y como hijos egoístas que somos, la explotamos sin cuartel)



Todo cambió cuando me emancipé y mi madre dejó de realizar, entre otras cosas, el ciclo de la ropa.



Trankis, amiguetes. Ahora hay lavadoras hasta de tropecientos kilos.


Pues bien, atentos todos al temita. La ropa, cuando está sucia (aquí hay que diferenciar entre hombres y mujeres. Para las mujeres la ropa está limpia o sucia y para los hombres la ropa pasa por muchos estados antes de estar completamente sucia) se separa por colores, ropa clara, ropa oscura, ropa roja..., se lava, después hay que tenderla para que se seque, luego, cuando esté seca, hay que quitarla del tendedero, y finalmente hay que doblarla y guardarla.



Y reza para que no llueva mientras tienes la ropa tendida


He dicho atentos al temita porque tiene güevos la cosa, todas los pasos que hay que seguir para que la ropa quede más o menos como estaba cuando la cogistes. Son un montón de pasos, un montón de curro que antes no sabía que existiera.




Ahora hay muchas facilidades para dejar la ropa bien dobladita. Tooooma aparatejo!


Y todavía hay otro paso más. Es un paso que va entre el secado y el doblado y que lo he obviado porque lo suelo hacer en las mínimas ocasiones posibles, sólo cuando es estrictamente indispensable. Sí, lo habéis adivinado. Es el maldito planchado.

¿Veis el montón de ropa que tiene detrás? Yo lo tengo más grande


Para mí, este paso es el más costoso y difícil (aunque poco a poco me voy volviendo más hábil). Por eso lo minimizo, solo plancho cuando la ropa está muy arrugada y es una prenda que se vea. Alucino cuando oigo a alguien que dice que plancha los trapos de la cocina, los gayumbos, las toallas, las sábanas,... en fín, mucho tiempo libre.

Para terminar, recordaré a aquellos afortunados/as que no realizen este tipo de tareas (obviamente por que hay alguien que lo hace por ellos/as) que tengan en cuenta todo el curro que lleva este ciclo y que, por lo menos, no den más trabajo del necesario.

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